lunes, 5 de junio de 2017

¿QUÉ HACER PARA TENER UN HIJO DELINCUENTE?

DECÁLOGO PARA FORMAR A UN DELINCUENTE

El juez de menores de Granada, Emilio Calatayud, impartía la conferencia 'Conciliar en Familia' en el CAC Málaga y, entre otras recomendaciones, invitaba a los padres a colgar en la nevera su 'Decálogo para formar a un delincuente'. Si aún no lo has leído, toma nota de todo:
1. Dadle todo cuanto desee, así crecerá convencido de que el mundo entero le debe todo.
2. Reídle todas sus groserías, tonterías y salidas de tono: así crecerá convencido de que es muy gracioso y no entenderá cuando en el colegio le llamen la atención por los mismos hechos.
3. No le deis ninguna formación espiritual: ¡ya la escogerá él cuando sea mayor!
4. Nunca le digáis que lo que hace está mal: podría adquirir complejos de culpabilidad y vivir frustrado. Primero creerá que le tienen manía y más tarde se convencerá de que la culpa es de la sociedad.
5. Recoged todo lo que vaya dejando tirado: así crecerá pensando que todo el mundo está a su servicio; su madre la primera.
6. Dejadle ver y leer todo: limpiad con detergente, que desinfecta, la vajilla en la que come, pero dejad que su espíritu se recree con cualquier porquería. Pronto dejará de tener criterio recto.
7. Padre y madre, discutid delante de él, así se irá acostumbrando. Y cuando la familia esté ya destrozada lo encontrará de lo más normal, no se dará ni cuenta.
8. Dadle todo el dinero que quiera: así crecerá pensando que para disponer de dinero no hace falta trabajar, basta con pedir.
9. Que todos sus deseos estén satisfechos al instante: comer, beber, divertirse… ¡De otro modo podría acabar siendo un frustrado!

10. Dadle siempre la razón: son los profesores, la gente, las leyes… quienes la tienen tomada con él.
Además de educar en las buenas formas y en valores, recuerda que también se han de educar en saber controlar las frustraciones, en que lo importante no es lo material, en el dolor por la pérdida de algo o alguien, en no tener todo lo que se desea sino lo que se necesita, etc. Lo contrario es condenarlos a lo que nosotros no queremos ser, y eso es muy cruel.